Los productos que solemos comprar a diario pueden contener numerosos aditivos alimentarios a evitar. Estas sustancias pueden tener efectos nocivos para la salud del ser humano. Por ello es muy importante identificarlos para asegurarse de que no estén presentes en los alimentos.
Estos aditivos pueden ser añadidos por varias razones, como para la conservación del producto o para mejorar su sabor. No obstante, pueden contener sustancias dañinas o no recomendadas para ciertas condiciones de salud. Por eso siempre hay que asegurarse de que cada producto contenga ingredientes 100% naturales.
¿Qué son los aditivos alimentarios y por qué se utilizan?
Los aditivos alimentarios a evitar son sustancias que no son propiamente alimentos, pero se añaden a los productos alimenticios con el fin de conservarlos, aumentar sus propiedades organolépticas, o bien optimizar su sabor o color.
Diferencia entre aditivos naturales y artificiales
Los aditivos naturales, como su nombre lo sugiere, son extraídos de productos naturales como plantas, frutas, semillas, etc. Algunos ejemplos de aditivos naturales son la lecitina de soja, los extractos de vegetales y el ácido cítrico que se extrae de frutas como el limón.
Los aditivos artificiales se elaboran a base de sustancias químicas y/o sintéticas y pueden cumplir las mismas funciones de los aditivos naturales, como saborizar, mejorar las propiedades nutricionales o dar color. Algunos de ellos son la tartrazina y el glutamato monosódico.
Aditivos alimentarios comunes y sus riesgos para la salud
Los aditivos alimentarios a evitar contienen sustancias que pueden no ser buenas para el organismo. En cantidades excesivas pueden ser causantes de diferentes riesgos para la salud tales como cáncer, alergias, diabetes, daños cardiovasculares o nerviosos, etc.
Colorantes artificiales: riesgos y alternativas
Los colorantes artificiales se añaden a productos alimenticios como golosinas, snacks, sopas, comidas deshidratadas, etc. Algunos como la tartrazina, o amarillo N°5, que es uno de los más usados, pueden causar serios riesgos a la salud, como alergias, o acentuar patologías como el asma. Otros riesgos son los siguientes:
- Cáncer
- Urticarias
- Hiperactividad e insomnio en niños
- Eczemas
Existen alternativas de origen natural que son menos nocivas para la salud al no contener sustancias tóxicas. Las más comunes son la cúrcuma, la cochinilla, el achiote o annato y la clorofila. Algunas empresas alimentarias han optado por usar estos colorantes naturales para sus productos.
Conservantes y sus efectos secundarios
Los conservantes se emplean para alargar la vida útil de los alimentos. Pueden ser naturales, como los sorbatos; o artificiales, como los acetatos. Según su composición pueden causar serios efectos secundarios como alergias, dolores de cabeza, asma, náuseas, vómitos, etc.
¿Cómo leer las etiquetas para identificar aditivos perjudiciales?
Según las normativas de cada país, es obligatorio especificar en las etiquetas de los productos los aditivos alimentarios a evitar que contienen. Podemos encontrarlos en las listas de ingredientes con el código (E), seguidos de su número en la lista de aditivos.
Para conocer el nivel de toxicidad de las sustancias, puedes consultar la lista oficial de la ECHA o el registro de disruptores endocrinos del TEDX. Allí hallarás la información completa con el código, el nombre, su función, los peligros de su uso y si es o no un disruptor endocrino.
Entender los códigos E y otros identificadores de aditivos
Los aditivos alimentarios a evitar se clasifican según su función. En la lista oficial, que cuenta con un total de 27 tipos, están organizados con base en estos criterios, siempre iniciando con la letra E. Esta es la manera en que se organizan:
- 100-199 Colorantes
- 200-299 Conservantes
- 300-399 Reguladores de acidez
- 400-499 Estabilizantes, espesantes y emulsionantes
- 500-599 Reguladores de acidez y pH
- 600-699 Intensificadores de sabor
- 700-799 Antibióticos
- 900-999 Varios
Consejos para una lectura de etiquetas efectiva
Cada producto debe contener en su envase una etiqueta con la lista de ingredientes tanto naturales como artificiales. Por ejemplo, si compras golosinas u otro producto que requiera un color presentable, debes revisar que en su lista de ingredientes que tenga la notificación “Contiene tartrazina (amarillo n°5)”.
También debes revisar detenidamente los códigos para identificarlos y así poder consultar en lista su nivel de toxicidad. Internet ofrece numerosas webs que explican las características de cada aditivo.
Aditivos específicos a evitar y por qué
Los aditivos alimentarios a evitar están presentes en muchos alimentos que consumimos a diario, sin que nos percatemos. En pocas cantidades pueden ser inofensivos, pero una dosis muy alta de estos puede ser incluso mortal, ya que la química del cuerpo humano puede reaccionar ante estos de forma negativa. Entre los principales que debemos evitar están los siguientes:
Glutamato monosódico (MSG) y sus efectos
El glutamato monosódico (MSG) es un saborizante sintético extraído del ácido glutámico. Está presente en sopas deshidratadas y sobre todo en la comida china como sustituto de la sal. Su código es E621.
Entre sus efectos secundarios más comunes están el dolor de cabeza, la estimulación hacia el cerebro a comer más platos con este aditivo y el de acentuar los síntomas de trastornos neurológicos como el Parkinson, el Alzheimer, la epilepsia, el autismo, entre otros.
Aspartame y otros edulcorantes artificiales
El aspartame (E951) es un edulcorante hecho a base de ácido aspártico, fenilalanina y éster de metilo. Es uno de los más empleados para endulzar productos dietéticos o para diabéticos. Otros también conocidos son la sacarina, el xilitol, el acesulfame, el neotamo y el maltitol.
Se han comprobado un sinfín de efectos nocivos en estos endulzantes artificiales como hiperglucemia, cáncer, trastornos neurológicos y secreción de insulina, por lo cual es mejor optar por alternativas naturales como la estevia y la fructosa, aunque tampoco quiere decir que haya que excederse en su consumo.
Estrategias para reducir la ingesta de aditivos alimentarios
Los aditivos alimentarios a evitar son parte de casi todos los alimentos que compramos. Los consumimos a diario, por lo tanto, estamos ingiriendo dosis de sustancias químicas nocivas cada vez que los consumimos. Por ello es muy importante seguir una serie de estrategias para reducir su ingesta y cuidar la salud.
Optar por alimentos orgánicos y no procesados
Los alimentos orgánicos no han sido sometidos a ningún proceso de conservación ni de mejoría de sus propiedades organolépticas. Su sabor puede ser igual de agradable que el de los procesados y pueden tener las mismas propiedades nutricionales, aunque pueden ser menos económicos que los otros.
Preparación de comidas caseras y alternativas naturales
Preparar las comidas en casa con ingredientes naturales puede ayudarnos a prevenir serios riesgos a la salud. Se puede cambiar la forma de prepararlos y condimentarlos de la siguiente manera:
- Utilizar azúcares sin refinar para endulzar como el azúcar de caña, de dátil, de coco o la miel.
- Condimentar los alimentos con especias naturales como la pimienta, el comino y el cilantro.
- Usar hierbas frescas y evitar las envasadas.
- Emplear harinas integrales en lugar de las refinadas.
- Preparar los dulces en casa en lugar de comprar los ya preparados.
Impacto de los aditivos alimentarios en niños y grupos vulnerables
Numerosos estudios han comprobado los efectos de los aditivos alimentarios en niños. Uno de ellos es el de la American Academy of Pediatrics, que asegura que los aditivos alimentarios pueden afectar el desarrollo hormonal en los infantes.
Por ejemplo, los bisfenoles presentes en los envases de alimentos pueden hacer la misma función del estrógeno y alterar la pubertad, la fertilidad, producir más grasa corporal y dañar el sistema nervioso e inmune.
Aditivos y su relación con trastornos como la hiperactividad
Por otra parte, los colorantes artificiales están fuertemente relacionados con la acentuación de los síntomas del TDAH. Los mencionados estudios pudieron comprobar que, una vez retirados los colorantes químicos de los alimentos, un gran número de niños con TDAH presentaron una notable mejoría.
Consejos para dietas seguras para niños
Los niños en etapa de crecimiento deben llevar una alimentación libre de sustancias que alteren su desarrollo. Por lo tanto, es esencial revisar todos los alimentos que se compren para ellos y seguir estos consejos:
- Prepararles viandas escolares compuestas por frutas, jugos naturales, yogures caseros, pan integral y evitar las golosinas y los refrescos altos en azúcar.
- Sustituir los cereales refinados por cereales integrales como granola casera o copos de avena.
- Ofrecerles jugos de fruta natural o leche en lugar de bebidas artificiales.
Herramientas y recursos para evitar aditivos perjudiciales
Actualmente existen numerosas herramientas para identificar los aditivos dañinos en los alimentos. El internet facilita la información precisa sobre los aditivos, sus efectos y en qué alimentos suelen estar presentes.
Aplicaciones y guías de referencia rápida
Para conocer más sobre los aditivos perjudiciales que consumes a diario, cuentas con diferentes aplicaciones que te brindan información detallada, como la desarrollada por David Rodríguez que está disponible para Android. También hay varias webs que contienen las listas oficiales de aditivos.
Cómo mantenerse actualizado sobre investigaciones y regulaciones
Algunas webs de salud te permiten consultar las nuevas investigaciones sobre los efectos de los aditivos alimentarios nocivos. Una de ellas es HealthyChildren.org, donde suele haber información sobre nuevos estudios que comprueban los efectos en los niños.
Los aditivos alimentarios son conjuntos de sustancias que pueden alterar la salud o empeorar las patologías padecidas. Por tal motivo debes evitarlos lo mejor posible y optar por lo natural, pero sin excesos.